Sentarme en una habitación de ventana gris cielo en la que se aprecia un viento de hielo que me hace apreciar el calor de dentro, un ambiente oscuro y difuso que no deja de ser una imagen de carácter crudo pero que me deja mudo.
Encendiendo una vela, deja el punto de luz y calor de forma concreta y etérea, tanto cómo el viento de la visión externa, llegado este punto dejo música de melodía con puntos de melancolía sonar y variar, mientras yo me tumbo y me dedico a disfrutar de la microatmósfera creada en una tarde como si nada.
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